jueves, diciembre 25

TEMER

La verdadera reverencia no esta en sentarse, pararse, arrodillarse o hacer cualquier ceremonia; si no en temer, respetar, servir, adorar, obedecer.

La Palabra de Dios nos dice muy claramente: “temed a Jehová, vosotros sus santos, pues nada falta a los que le temen (Sal. 34:9).

“Servid a Jehová con temor, y alegraos con temblor” (Sal. 2:11).

“El ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen y los defiende” (Sal. 34:7).

“He aquí el ojo de Jehová sobre los que le temen, sobre los que esperan en su misericordia” (Sal. 33:18).

“Cuán grande es tu bondad, que has guardado para los que te temen, que has mostrado a los que esperan en ti delante de los hijos de los hombres” (Sal. 31:19).

“Así que nosotros recibiendo un reino inconmovible, tengamos gratitud y mediante ella sirvamos a Dios, agradándole con temor y reverencia” (He. 12:28).

“Así que, amados, puesto que tenemos tales promesas, limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios”. (2 Co. 7:1).

“Y si invocáis por Padre a aquel que sin acepción de persona juzga según la obra de cada uno, conducíos en temor todo el tiempo de vuestra peregrinación” (1 P. 1:17).

Todo el que teme, vive una vida irreprensible delante de Dios y de los hombres, que nadie nos tache en nada, espíritu, alma y cuerpo, estén despojados del viejo hombre, para así no ser piedra de tropiezo para las personas que quieren entrar en el reino de Dios.


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