lunes, enero 5

DIEZMOS

La décima parte de las entradas o ganancias netas durante el mes, semana o quincena, dedicadas a Dios, para fines religiosos, y como expresión de la adoración a EL. La práctica de dar diezmos es muy antigua, se le conoció aun entre los pueblos no hebreos.

En la historia escritural la primera mención que se hace de los diezmos es cuando Abraham, después de haber logrado la victoria militar sobre cuatro reyes, con gozo dio los diezmos del botín a Melquisedec, sacerdote del Dios altísimo de Salem (Gn. 14:17-20), aquí no se nos dice quien instruyó a Abraham a hacerlo pero, fácilmente podemos inferir que por el ejemplo de sus antepasados, la ofrenda de Abel (Gn. 4:4), el entendió que esta era una manera apropiada de reconocer la soberanía absoluta de Dios sobre todas las cosas.

El sacerdote en este caso, representa a Dios y a la religión. Este mismo principio sirve de base a la costumbre religiosa de dar diezmos, aparece también en el Nuevo Testamento, no necesariamente en cuanto a la proporción de la décima parte, pero si en cuento a la motivación de adoración, gratitud y responsabilidad cristiana (2Co.9:7; He. 7:1-10; Lc. 21:14). En el sistema mosaico, sin embargo, donde claramente Dios demanda de su pueblo los diezmos de todo. Aunque no se anuncian reprensiones, ni castigos por no darlos, pero si hay promesas de bendiciones por darlos (Dt. 28:1-13; Mal. 3:8-11). Los diezmos son de Jehová Dios, y abarcan la tierra, y el producto de ella, los animales del campo, y todo lo que produce ganancia al hombre.

Cuando alguien quiera por alguna razón especial, rescatar algo del diezmo debía agregar la quinta parte del precio (Lv. 27:30,32). Los escribas y fariseos fueron sumamente escrupulosos en diezmar, aun hiervas diminutas como la mente, el eneldo y el comino, merecieron la reprensión de nuestro Señor Jesucristo por el legalismo extremo, vacío de la correcta motivación espiritual (Mateo 23:23).

Los israelitas debían dar los diezmos a los levitas, quienes eran la tribu sacerdotal del pueblo. Esto era la compensación a ellos por su ministerio, pero los levitas, a su vez debían dedicar en ofrenda a Dios, el diezmo, de los diezmos, presentándolo delante de Aarón (Num. 18:21-28). El principio detrás de esta practica rige el sostén económico de la obra del Evangelio, pues Pablo dice: “ordenó el Señor a los que anuncian el evangelio que vivan del evangelio (1 Co. 9:11-14).

1) Abel (Gen. 4:4,5); 2) Abraham (Gn. 14:20); Jacob (Gn. 28:22); Amos (Am. 4:4,5); Nehemias (Neh. 10:35-39; He. 7:5-9).

J51882934
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